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" Nadie será tan atormentado por el amor
Que no pueda ser por él recompensado"
Gace Brule ( s. XIII)






INTEGRA


Si me tocas me pierdo,
oscurezco,
me precipito como una nueva tonalidad de tu sombra.

Me contemplas a lo lejos.
Tu mirada
se mantiene en mí
prometedora de todos los agasajos,
todos los festejos.

Retorno a tus márgenes
y de nuevo me tienes
en ti conversa,
por ti prisionera,
sin ti fugitiva.






ORGIA TENUE


Brasa en ti languidezco.
Reconstruyo mi cuerpo
con tus huesos.
Igual que incienso
me esparces ligera.
Recreando una nueva,
extraña mitología.

Lo sagrado:
sacralizar cada rendija,
cada espacio.

Cálido cobijo
este contentamiento,
verdadera celebración de los sentidos.






NOCTURNO


Así me encuentra la noche,
contemplándome en ti,
mi otro lado del espejo.

Frente a nuestro resplandor que abrasa
el amor prepara su emboscada.

Pero tú apareces y desapareces,
me tomas por asalto
y te pierdes,
azaroso y altivo.






ORDALIA


Igual a un viejo profeta
me vacío en la quietud y la entrega
Tu me inundas
como una revelación divina.

Por ti perjuro,
visión apocalíptica
tu piel, inabarcable, en mi carne transformada.

Y si al final
llegara el castigo,
condenada eterna de tu amor,
perezca yo, sin el menor remordimiento.






PEREGRINAJE


Comparezco ante ti
junto a estos besos clandestinos,
al desaire.

Descubro mi velo:
me despojas de joyas y exquisitas vestiduras
con el único propósito de gozarnos
y recrearnos en la espera.

Mientras vas desvistiéndome,
voy cayendo poco a poco
como una ciudad sitiada.

Y es tu vientre
almohada en el reposo,
quietud, calma en mi tormenta.

Tus labios recorren el camino
trazado entre mis senos.
Desmedidos,
confiados a los secretos más extremos,
hemos dejado nuestros cuerpos encomendados al deseo.






TRASNOCHADOR


Dejo languidecer un poco esta noche en la ventana,
como una flor que se abre
y súbitamente despliega sus pétalos.

Camino infatigable,
buscando que aflores dulcemente
como antes.

Ahora, cuando descubro tu trasnocho,
tu silencio y soledad
que se pierden amorosos en mí.

Hoy no has venido.
Veo a las parejas pasar,
ellas esperan por nosotros.
Entre todos
configuramos la constelación de los amantes.






TAN SOPLO CONTRA LA PIEL


Extraño es el deseo,
verlo venir, casi en puntillas.
Y de pronto albergarse
recorriéndolo todo.

El deseo respira en mí,
silencio su nombre cuando lo invoco
y cambia su curso.

Pero el deseo reaparece
tan soplo sobre la piel.
Agitándose en cada fibra tensa,
como un arco,
como un animal que despierta.

Anudándose a nuestra cintura,
trepando hacia lo más blando y perdido de los sueños.

Entonces todo somos
y todo está aquí.
Y el mundo se presenta redimido a través de una caricia.






COMPLICIDAD


Si nos busca la noche,
si su cuerpo espeso nos encuentra
y agita su cola de trapos y estrellas.

Si nos busca la noche
con su paso ebrio,
con su capa de silencios abismales.

Será necesario confiar en su custodia.

Noche celestina,
guardas vigilia fuera.
Noche justiciera,
repartidora de cantos y piruetas.







EBRIOS DE PIEL


He preferido quedarme atrapada en mis ensueños.

Temeraria a la hora de la entrega,
ardida en amores,
aventurera codiciosa de todo espacio de tu cuerpo.

Levanto mi bandera,
una sábana blanca para el amor,
donde llevamos tatuado
el anhelo de recorrernos plácidos e infinitos,
ebrios de piel más allá del abandono.






BOLERO


Usted llega a mi lado,
sonríe una disculpa
y se aproxima.
Conquistador, autoriza las caricias,
decreta el tiempo para el amor y el requerimiento.
Enfrentados por este amor de gatos,
todo bufido y lamento.
Amor arrabalero,
el cual sólo se somete sobre los techos,
o bajo algún farol solitario.
Usted reniega al final,
se desentiende.
Yo he aprendido a regresar a través de sus gestos
como si en realidad no hubiera sucedido nada.
Usted se esconde, enmascara sus verdaderos sentimientos,
se asusta y silencia mi nombre
y no es posible recordarle mi tristeza a rastras.
Si no fuera escandalosamente cierto
el profundo placer con que me colma.
Porque al final usted se aleja,
sólo queda una luz brillando ferozmente en el centro de mis ojos,
y a lo lejos, la soledad, repicando como campana.






HECHIZOS


Te vienes en mí,
abrasas mis entrañas.
Me desgarras desatando la furia adormecida
encerrada en los pilares de mis huesos.
Te vas hundiendo en mí,
luminoso como un dios en el primer día de su creación.

Nos han crecido otras manos
para rozarnos en la sombra,
otras bocas para buscar nuevos nombres
y reinventarnos eternamente festivos.

Ahora eres pájaro, sol, tierra prometida,
espacio que me colma.
Corres, jineteas el viento que esparcen mis cabellos.
Rasgas mis vestiduras, cierras las cortinas de nuestro aposento,
impones la noche sobre nuestro lecho abierto a las estrellas.

El amor se posa en nosotros,
alejándonos de todo,
hechizados por su enardecido canto
para total placer y desvergüenza nuestra.






AUTO DE FE


Tú ya no me habitas.
He quedado profundamente vacía,
mi cuerpo cercado por tu memoria,
al igual que una vieja casa abandonada,
abierto a la incertidumbre,
expuesto a la inclemencia del tiempo,
de otros cuerpos.

He querido exorcizar todo pasado,
abjurar de esta pasión que me embruja.

Me veo apagada
en esta noche dividida entre murmullos
que adormecen tu recuerdo.
Esta noche que me corroe como una cuerda podrida
que se deshace y se deshace entre los dedos.






PLEGARIA


Ruego a los dioses
me deparen nuevos amores,
nuevos encuentros,
nuevos rostros donde resguardarme.

Hago votos,
junto las ofrendas,
elevo mi copa,
realizo el sacrificio.

Ha llegado la hora de las concesiones
y mi piel, como lámpara votiva,
se siente crepitar en la espera.

Mientras tanto,
solamente el sol se deja asomar,
tímido por la ventana,
y poco a poco va tomando posesión de mi cuerpo
como ese ardiente, amoroso amante imaginario
a quien siempre espero.






LLAMADO


Cada uno de los fantasmas de este amor
muerto y redivivo
se desprende desde las tinieblas
para reaparecer ante mí.

Desmayo,
encerrada en el silente acontecer
de tus lejanas palabras.
Desprevenida cuando tu voz,
tus frases inmisericordemente dulces,
se aposentan en mi interior
y afloran a deshora
como rencores dormidos.

Queda sólo esta cansada,
funesta invocación,
predispuesta al final
como cualquier vieja y olvidada profecía.






LEVA Y ESTRELLAS


El mar se despierta en lo profundo.
Nuestros pasos se dejan encontrar,
cruzan acompañando al oleaje.

Viejos navegantes,
soltamos las amarras,
las velas desplegadas al viento.

Nos guiamos por las estrellas,
aprendimos a reconocer antiguas constelaciones en nuestros cuerpos,
a guiarnos por ellas en este mar por siempre ilimitado.






ALBERGUE


La lluvia se descuelga mansa por las calles,
pero adentro no hay lugar
donde guarecerse de las nostalgias.
El frío es más severo entre extraños,
cuando enfrentamos la tormenta
sin encontrar alguien con quien abrazarnos
utilizando los rayos como excusa.
Este reclamo del cielo
confabula despedidas,
frente a nuestro reflejo prendido en la ventana,
emboscados por la ventisca,
abrir y cerrar de resplandores,
y el agua baja en un desentendimiento del cielo.
Atrapados por el vago aroma de la ternura pasada,
la lluvia se desplaza con su corte de hojas marchitas,
ellas se posan mágicas, blandas sobre nuestro hombro.
Es la hora de compartir riesgos,
tiempo de regresar y derribar los muros de la casa
para volvernos a encontrar.






GENESIS


El tiempo es abolido
por cada caricia nuestra.
Los cuerpos con movimientos
de tigre en acecho.
Y el aderezo
inexplicables aromas y sabores
de frutos ofrendados.

Como en el principio de los tiempos,
el mundo se reduce
a las cuatro esquinas
de este lecho,
cada vez que tu boca susurra
una plegaria al éxtasis.






BITACORA DE VIAJE


Al abrir mi bitácora de viaje
un silencio viejo, de oro y pergamino se esparce
y el sortilegio regresa:
el perfil de tu sombra se hace continente.

Lo trazo a ciegas
sin perder el rumbo.
Bordeando tus márgenes
tomando posesión de tu centro
al expandirme igual que la noche
siempre renovada de ebriedad y éxtasis.






PLEAMAR


El sol da tres saltos
y se convierte en piedra,
rueda,
amurallando a la ciudad
y se acerca
a desvestir mi aliento
transformándome en sombra.

Su reflejo me descuelga
por viejas herrumbres de mi memoria
con enamorado sonido de bronce
con un redoble
se posa en este silencio pastoso.

El sol me quebranta con tu nombre,
me acorrala,
y yo transpiro un mar desfalleciente
que se revela ráfaga y marasmo
fragor de pájaros que se dice recuerdo
al surgir de mis redes
goloso de sal y tiempo
para anidar en mis requiebros.






VERBO


Cómo llegar a ti,
cuando las palabras
confabulan en mi contra,
los adjetivos me traicionan,
se sublevan los adverbios.

Afuera es la tormenta,
cielo, estrellas
y viento en contra.

Mientras adentro,
cómo hacerte comprender mi mano que te busca,
y al sentirte tiembla.

Las palabras se pierden en la boca
siguen, simplemente, otro camino,
dejándonos afuera,
como un espejo que nos refleja desde lejos.






RESPLANDOR


Te vienes anunciando
bajo mi lengua
eres dejo dulce y ácido de limón y azahares

Entrecierro los ojos
y aparecen los tuyos
dos candelas verdes
brillando en febril carrera de cunaguaro

En un sólo salto resuena tu voz
como rumor de nuevo ensalmo
como caída de agua al abrirse paso.

Vienes despertando aromas
con fragancia de parchita
y revuelo de hierbabuena.

Desde el inicio el resplandor
la misma calidez del primer roce.







HELIOS


El sol reaparece,
desde el bajo vientre de agosto
y nos acerca,
madurándonos como un nuevo fruto.

Nos ha forjado,
igual que una espada
al amor de su fuego.






NAHUAL


Frente a ti dulce amado
realizo mi ofrenda
vierto sobre tu boca
el líquido precioso
rebosante está mi vasija

Van delante tus ojos de gavilán y abren la aurora
transformándote en mí
con ímpetu de jaguar
con rapidez de venado
como la lluvia dulce por los cuatro caminos
has llegado desde el final de todos los vientos

Cada una de las ofrendas
esparzo sobre tu altar
mi pie mi mano mi cabeza mi corazón

Han perdido el miedo
las cenizas de mis huesos






KAMIKASE


Voy a hacer el amor contigo
con un temblor en los labios
como si fuera a hacer la guerra.

Redoblo mi paso
y se transforma en danza.

La primera caricia
tiene sabor a descarga,
al enfrentar nuestros cuerpos

Inmolados.






THALASSOS


El mar con su aliento de puerto
se detiene unos instantes,
aposentándose con un aleteo de mástiles y velas.
Encubriendo las parejas
que se esconden en los muelles.

Luego, en la tormenta,
queda el mar solitario
entregado al desenfreno.

Lo veo cuando se extiende desnudo
y se abre de piernas
ofreciéndose a estibadores y marinos.

Y cuando forman círculo en las tabernas
e inventan historias a media noche
cada uno atribuyéndose enardecidas hazañas en su nombre
puedo sentir su risa salvaje de algas y medusa
esperando nuevamente su hora
Repercutiendo en la noche
con su bronco llamado que se sabe invicto.






EN LOS EXTREMOS CONFINES DE TU CUERPO


Te dejas llegar hasta mí
en el sonido
que nombra el instante preciso.

Nuevamente me descubro
viajera en los extremos confines de tu cuerpo.
Andando y desandando placeres.

Este amor profano e irreverente
se desliza entre los dos.
Tu mirada me deshoja airosa,
tu mano reinventa mi cuerpo
envuelto por la sorpresa al descubrirse
en cada reflejo tembloroso.

Reanudamos viaje.
Te llevo convicto en mis huesos,
piel desnuda y altiva.
Sumergidos en dulce peregrinar,
lentas se abren las puertas de nuestro santuario.

Entre todas las mujeres podrás reconocerme,
entre todas,
de mal de amor herida.






PUERTA DE EMBARQUE


Las últimas miradas,
las últimas caricias nos detienen, prisioneros.
Y todavía la maleta por hacer.
Hay un desorden terrible en la casa,
en nuestros actos y gestos
pretendidamente suficientes.
Tu vas y vienes solícito, confuso.
Hay una ternura deshecha en el fondo de tus ojos
que termina por destrozarme en la partida.

Afuera la calle,
la misma cantidad de personas
aflorando en vertiginosas carreras cotidianas,
la misma cantidad de semáforos relampagueantes.
Sólo nosotros nos vemos cambiados
con el pesar de sabernos definitivamente lejos.

Una multitud se reune a nuestro alrededor.
Llegada y partida de vuelos,
cada tristeza tiene una puerta de embarque.

Y darme cuenta que desde este mismo momento
estoy comenzando a luchar con los recuerdos.
Ya desde la ventanilla será difícil
precisar con claridad tus rasgos.
Las fotos no van a ser suficientes
y cuan enloquecedor no retener
el timbre de tu voz en el instante del amor.

Quisiera aferrar tu cuerpo,
hundirme hasta tocar fondo,
regresar a los momentos
más oscuros,
más sublimes.

Hemos intercambiado recomendaciones
entre abrazos y besos
que son tan sólo una tímida prolongación
del vértigo de anoche.

Mientras tanto,
partiré como corresponsal de guerra,
con el secreto mapa de tu cuerpo,
conservando sus puntos estratégicos en la memoria,
para perdición mía.

Corresponsal de esta verdadera guerra florida,
la del amor,
con sus sortilegios y su encanto.
Guerra aguerrida, la del amor.
Luego de tan gallardo combate,
el poseerte: preciado botín de guerra.

Ahora, ahora cuando desearía tanto
volver a detener tu tránsito vital
y el espacio,
y el tiempo,
la partida es dolorosamente impostergable.

Y no poder encontrarnos aquí,
desconocidos de siempre,
para recomenzar esta historia sin final.










 
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